De Linux a MacOs

Hoy quiero contarles algo que no me esperaba ni en mis cálculos más locos: mi cambio de PC y cómo he terminado encantándome con un MacBook.

Siempre he sido un fanático de Linux, usándolo como mi sistema operativo principal por años. Además, soy un seguidor acérrimo de Android. Mi día a día gira en torno al desarrollo y la administración de servidores, donde el software libre y la consola son esenciales.

Pero, aquí viene el gran cambio. Buscando un nuevo notebook, me decidí por un MacBook Air… y, para mi sorpresa, me enamoré de él. La similitud de su sistema operativo con Linux, la eficiencia de la consola, lo rápido que funciona todo y la duración de la batería, me dejaron impresionado.

Y eso no es todo. Para mi trabajo formal también me pasé a un MacBook Pro (y no uno de esos de 13 pulgadas). El rendimiento y la facilidad de la transición me han dejado fascinado.

Aunque podría parecer una contradicción con mi amor por Linux y mi rechazo a los sistemas cerrados como el del iPhone, he descubierto que MacOS tiene su propia magia.

Sigo siendo un fiel seguidor de Linux en muchos aspectos de mi vida, especialmente en mi trabajo con servidores y desarrollo. Este cambio no significa una traición a mis principios, sino una expansión de mis horizontes tecnológicos.

Es curioso cómo la tecnología siempre te puede sorprender. Nunca me imaginé alabando un producto de Apple, pero aquí estoy. ¿Han tenido una experiencia similar? Me encantaría leer sus historias y comentarios.

Vivir en Santiago?

Tengo muchas ganas de irme a vivir fuera de Santiago.

Mi sueño de la tranquilidad, lejania y pseudosoledad podrían cumplirse. Pero ¿a qué costo?

Hay muchos problemas que ya no existen, al menos para mi. El teletrabajo es una realidad que puedo tener, de hecho, ya tengo. La conectividad también dejó de ser un problema con StarLink. ¿Entonces por qué no?

Algún día nos atreveremos a dejar todo y partir? Ojalá sí. El tiempo dirá

Proceso judicial

Después de la detención pasó aproximadamente un mes y nos llegó una notificación donde nos indicaban que debíamos pagar una multa de 1 UTM cada uno y el proceso se suspendía. Pero en el relato de los hechos que venía en la carta se indica que fuimos detenidos en un lugar que no fue por estar interrumpiendo supuestamente el transito vehicular y peatonal.

Pagar la multa significaba dejar todo hasta ahí y listo, pero al mismo tiempo era aceptar los hecho relatados y la culpa. Así que luego de enloquecer unos minutos nos aconsejaron ir a juicio y no pagar. Me volví un poco loco y llamé a dos abogados que me recomendaron para seguir el proceso, el primero me explicó los pasos y me dio valores tentativos según cuántas audiencias fueran, etc. La segunda me convenció y de no ser por la Pau la hubiese contratado por un valor bastante elevado. Después de todas las conversaciones quedamos totalmente convencidos de ir a juicio y demostrar inocencia.

Nos aconsejaron no contratar un abogado y acceder a uno de la defensoría penal pública que te asignan porque comentaban que eran buenos. Pese a mi resistencia acepte el consejo y fuimos a la oficina de ellos a hablar con el asignado que nos explicó muy bien en qué consistía la primera audiencia y fijamos un segunda fecha para reunir nuestras pruebas, etc.

Así llegamos a la primera audiencia donde básicamente se nos preguntó si aceptábamos culpabilidad acerca de lo que se nos imputaba y tuvimos que fijar domicilio. La fiscal conversó minutos antes del inicio con el abojado de la defensoría frente a nosotros ofreciéndole bajar las multas a la mitad o un tercio, y llegó a preguntar cuánto queríamos pagar y se sorprendió y hasta molestó cuando dijimos que nada. No íbamos a aceptar otra salida.

La sensación de haber estado ahí era rara. El centro de Justicia es un lugar gigante e intimidant, en un comienzo muchos nervios por no entender nada pero al mismo tiempo la certeza de que era lo que correspondía hacer porque nuestra detención no era legal.

Obviamente que la ineptitud de la fiscalía hizo todo más simple, la acusación era completamente falsa y probar eso sería “simple”. En cada “marcha” a la que íbamos yo sacaba muchas fotos obviamente con metadatos de la ubicación, además Pau y yo tenemos activado el historial de ubicaciones de Google en el teléfono y lo más importante, tenía el video grabado por mi mismo de mi detención. Con todo eso podríamos probar que JAMAS ese día estuvimos donde la fiscalía decía. Meteamente reunimos todo eso, además de fotos del lugar para mostrar de dónde fueron grabados y sacadas nuestras fotos minutos previos y al momento que paso.

Con todo eso es mano, nos juntamos con el abogado nuevamente. Se cagó de ma risa porque dijo que si todos sus clientes fueran así de ordenados no tendría ninguno condenado. Nos aconsejó en los formatos que llevar lss pruebas y estar tranquilos porque eran ellos los que debían probar nuestro supuesto actuar y en caso que lo hicieran recién ahí nosotros mostrar las nuestras como defensa.

Después de más de un mes llegó la audiencia preparatoria del juicio, a estas alturas ya solo queríamos que pasara pronto para demostar nuestra inocencia. Al partir informalmente el juez le preguntó al abogado si llevaba algo, y él respondió que sí, que teníamos fotos, videos y más para refutar la acusación. Nuevamente se repite lo mismo, donde nos individualizan por nombres y luego el fiscal con cero preparación lee durante unos minutos nuestra acusación y dice que su única posible prueba es la declaración del carabinero que era de Concepción. Nosotros sin decir nada aún, solo escuchábamos. Ahí el juez habló y preguntó a la fiscalía si no le parecía absurdo perseverar y traer un carabinero de Concepción por algo tan menor, sabiendo que nosotros estábamos dispuestos a llegar al final del juicio por tener pruebas para objetar lo que decían. El fiscal dijo no tener autorización para hacer eso y el juez le preguntó si quería aplazar esta sesión para que la obtuviese a lo que respondió que sí. De esta forma, sin poder mostrar nuestras pruebas nos fuimos.

Salimos contentos pero con las ganas de que llegara el día me mostar todo lo que teníamos. Pero eso no iba a pasar nunca, porque después de unas semanas llegó la notificación de que la fiscalía había decidido no perservar y así terminó en nada todo lo que pasó.

La sensación era de dulce y agras porque finalmente no pagamos ninguna multa ni aceptamos culpabilidad, pero se acabó no porque un juez dijiera que teníamos la razón, simplemente porque la fiscalía no tenía nada. Eso también hace pensar en lo penca que es todo, y si el caso hubiese sido otro y en verdad fueramos culpables? Penca fiscalía.

Detención

Tal como ya conté resumidamente en twitter, el 23 de octubre, pocos días después del estallido social, tal como sería una costumbre durante los días/meses siguientes fui a Plaza de la dignidad con mi polola y una amiga suya. Esos días por todo lo que estaba pasando salía antes de la pega así que me iba casi directo para allá.

A eso de las 6 decidimos devolvernos porque estábamos por Parque Bustamante cerca del puesto de la Cruz Roja que en ese tiempo estaba en el edificio de la Telefónica (Movistar) y veíamos llegar muchos heridos con perdigones y los pacos se empezaron a acercar demasiado disparando como locos. Tengo super fresca en la memoria un momento en que muchas personas se empezaron a tirar al suelo para evitar ser impactados por los perdigones que dejaron a tantos ciegos. Claramente queríamos estar ahí, pero tampoco exponernos,

Llegamos cerca del departamento y nos quedamos en Vicuña Mackenna mirando lo que pasaba. Incluso conversamos con algunos vecinos que a esas alturas ya nos conocían, hasta que aparece un guanaco que pasa tirando agua y un piquete que venía más atrás.

Como estábamos a pasos de la casa, con vecinos, parados en la vereda y sin hacer nada no corrimos. Incluso tengo los vídeos de esos momentos. De pronto el piquete sale corriendo hacia donde estábamos y retrocedimos a “nuestra calle” hasta que aparecen gritando como enfermos que nos fueramos. Mi polola les gritó “A dónde conchetumadre, vivo aquí” y eso basto para que salieran corriendo como 20 hacía nosotros, yo no corrí porque en mi mente ingenua, no estaba haciendo nada ilegal y no me podían tomar detenido ni hacerme algo. Claramente estaba equivocado, me agarraron entre como 6 y detuve la grabación. Mi polola al ver que me tomaron dejó de correr y la agarraron igual entre dos. Su amiga alcanzó a arrancar porque la conserje del edificio la tomo de la mano y no dejó que se la llevaran y cerró las puertas.

Recuerdo perfectamente todo lo que pasó, cuando me agarraron querían tomarme de los pies y llevarme en andas, lo único que siempre les dije era podía caminar solo y que no me iba a arrancar, así que me llevaron caminando de espaldas hasta subirme a un carro. Todo el tiempo, como iba caminando de espaldas pude ver a mi polola que veía atrás y también la llevaban.

Nos suben a un carro por las puertas traseras y recuerdo sentir patadas o combos cuando entré. Son unos maricones, porque no hay otra forma de decirle a alguien que te pega por la espalda.

A los pocos segundos de entrar un paco que estaba sentado entre las puertas y la “jaula” me dice que me quede tranquilo, que no nos va a pasar nada porque la camara interior que apuntó estaba grabando. Apenas entré subieron también a la Pau, ella estaba muy nerviosa y asustada. Ya adentro nos piden nuestros carné y nos dicen que iremos a una comisaría de Macul, muy lejos de donde estábamos. Nunca nos pidieron los celulares y yo solo atiné a hablarle a un amigo por whatsapp y decirle lo que había pasado junto con compartirle mi ubicación por maps. Cuando estaba usando el teléfono uno de los pacos me dice que lo guarde sino me lo tendría que quitar, por lo tanto no pude responder más.

Dentro del carro

Durante el trayecto recuerdo ir tratando de tranquilizar a la Pau, diciéndole que no nos pasaría nada, que todo estaría bien y que probablemente nos soltaría rápido antes del toque de queda de las 22:00 horas. Fueron momentos super angustiantes, porque ambos habíamos leído las denuncias de torturas y malos tratos en comisarías días antes. Ambos decidimos no avisar a nadie de la familia para no preocuparlos hasta saber qué pasaría.

Mientras eso pasaba, mi amigo, que quedó preocupado sin saber qué hacer, seguia nuestro trayecto, después me contó que estuvimos parados un rato en plaza de la dignidad y pensó lo peor, pensó que estábamos en la comisaría del metro baquedano donde hace pocos días se había viralizado que torturaban.

Cuando llevábamos una media hora el carro para y abren las puertas, sube un niño de unos 15-16 años sin polera con sangre en la mano y heridas de perdigones. Junto con él un paco que se sienta junto a nosotros. Los otros pacos que ya iban en el carro le avisan que no haga nada porque la cámara está grabando. El niño quería ponerse la polera y el paco imbécil le decía que no podía, que tenia que quedarse tal como estaba “porque así lo habían detenido”. Sólo atinamos a preguntarle cómo estaba, si estaba bien, y asintió. No quería hablar lógicamente, menos con el paco con cara de enajado sentado al lado suyo. A los pocos minutos llegamos a la 19 de Providencia y bajan al niño. Escuchamos que lo llevaban a otro lugar porque era menor de edad.

Cuando bajamos no teníamos idea donde estábamos y preguntamos. Nos dijeron y se nos acerca el paco que venía en el carro con nosotros para callado para preguntarnos si teníamos lesiones, ambos dijimos que no, por lo tanto nos dice que pese a que él no nos tomo detenidos se hará pasar como si el lo fuese y que el tampoco tenía lesiones así que lo haríamos rápido. Evidentemente no podríamos haber identificado jamás a quienes nos tomaron y nos subieron al carro, así que en términos prácticos, daba lo mismo que él se hiciera pasar por ellos.

Luego de confirmar nuestra identidad nos hacen pasar a un patio interior improvisado como lugar de detención. El lugar estaba lleno de pacas que nos “cuidaban”. Nos pidieron sacarnos todo de los bolsillos y ponerlo en una bolsa, junto con los cordones de las zapatillas. Todo a la espera que los dos pacos del carro completaran los papeles y llamaran al fiscal para decir qué pasaría. Las pacas muy “simpáticas” siempre nos dijeron que como no teníamos antecedentes nos dejarían salir apenas terminaran los papeles. Nos pidieron apagar los celulares, nos leyeron y explicaron los derechos y nos preguntaron si queríamos llamar a alguien. Decidimos nuevamente no hacerlo para no preocupar a nadie, sobre todo considerando que nos decían que sería rápido y que dada la hora, alcanzaríamos a volver a la casa.

En todo momento estuve con la Pau y cuando llegaron más detenidos separaron a hombre de mujeres por una corrida de sillas roñosas y rotas. Pese a que en este momento ya estábamos tranquilos, porque evidentemente nadie nos estaba tratando mal, si nos empezó a preocupar que la hora pasaba y no nos decían nada. Las pacas nos empezaron decir que si todo terminaba después de las 22.00 tendríamos que pasar la noche ahí por el toque de queda, aunque una de las tantas dejó abierta la posibilidad de darnos un salvo conducto para poder irnos igual.

Finalmente pase a una mesa un poco más allá juntos con los pacos del carro mientras ellos me leían la declaración de los hechos y me identificaban. Anotan cosas como el nombre completo, la profesión, el nombre de pila de los papás, etc. Leyeron los hechos y refuté el lugar de detención, ya que querían hacer parecer como que nos tomaron a los tres juntos, cuando no fue así. Para mi en ese momento era importante el lugar porque estaba afuera del departamento, y ellos habían escrito que fue a un par de cuadras. Finalmente agregaron que a nosotros dos nos tomaron en donde realmente fue. Claramente esto es porque no querían hacer más papeles y no como no eran los que nos detuvieron no tenían idea. Tanto se demoraron que los FFEE (ahora COP) que estaban haciendo todo me comenzaron a hablar como personas, no como los hijos de puta que son en la calle bajo el anonimato que les da el grupo y sus armaduras, como yo no soy como ellos hasta empaticé con sus dramas. Ambos eran de Conce y los habían traido el 19 de Octubre a Santiago, llevaban días “trabajando” hasta muy tarde, con “miedo” y sin poder ver a sus familias. Uno me contó que le hubiese gustado estudiar informática, etc. Todo muy cordial, tanto así, que hasta alguna sonrisa salió de la conversación y cuando todo pasó me despedí de ellos. En pos de la verdad es necesario decir que ellos que ya iban en el carro cuando nos subimos siempre nos trataron bien, nos advirtieron que nos afirmáramos porque el carro se movía mucho, que nos corriéramos porque tenia una parte rota y podía entrar agua y que los golpes que escucharíamos eran piedrazos que les tiran pero que no pasaba nada y que estuvieramos “tranquilos” porque llevaban la cámara encendida. Punto aparte es que en todo momento entendí que eso era una decisión de ellos y claramente eso es irregular. No puede ser posible que ellos tengan la facultad de apagarla.

Mientras nosotros viviamos esa espera y se comenzaba a hacer tarde, mi mamá y hermana estaban viviendo otra historia. Como sabían que estábamos en plaza de la dignidad y ambos celulares estaban sospechosamente apagados, se preocuparon y consiguieron el número de la consejería del edificio, ahí le dijeron que nos habían tomado detenidos fuera del edificio y que andábamos con una amiga que estaba hace poco ahí pero ya se había ido. Mi hermana buscó entre amigas de la Pau en instagram, adivinó quien era y le habló. Ella sabía que estábamos en la 19 Comisaría de Providencia porque la Pau alcanzó a avisarle cuando nos bajamos. Mi mamá y hermana en su desesperación fueron a buscar a una prima que solo le faltaba la practica para recibirse de abogada para ir a la comisaría. En todo el intertanto, ella consigue el contacto de un abogado de DDHH que estaba ahí para preguntar por nosotros y entrar a vernos. Llegaron faltando pocos minutos para el toque de queda justo cuando ya estábamos por salir.

Las pacas se movieron y como era tarde, para que no tuviésemos que pasar ahí la noche fueron a la guardia a buscar salvoconductos y nos hicieron uno para cada uno. Justo al momento de salir, llega un paco preguntando a viva voz por mi, le digo que soy yo y me dice: “Está su mamá afuera con su abogado”. Quedé PLOP. No entendía cómo se había enterado ni menos entendía que hubiese un abogado. Cuando salimos y la vi lo único que hizo fue abrazarme y prácticamente llorar.

Un abogado de DDHH nos preguntó si estábamos bien, si habían más detenidos, en qué condiciones estaban, etc.

Afuera también estaba mi tía y mis primos que acompañaron a mi mamá a la comisaría. Hace pocos días justamente habíamos estado con ellos en plaza de la dignidad.

Finalmente, pese a todo lo malo, la sacamos barata. Todos esos días hubo denuncias de desnudamientos ilegales, amenazas y torturas en las comisarías y a nosotros no nos pasó nada. Es una lastima decir que la sacamos barata, porque es lo que debería pasar siempre, los pacos no tienen por que tratar mal a quien sea que tomen detenido.

Ya al llegar a la casa, vi que tenía un montón de hematomas y rasguños en el cuerpo que hasta ese momento no me habían dolido. Incluso tenía marcas en el cuello por los tirones a la polera y golpes que atribuyo a un lumazo en la espalda y costillas. Nada de consideración, pero poniéndolo en contexto no debería tener ninguna marca, porque no opuse resistencia en ningún momento ni tironeé con ellos.